Prostatitis

Cuando se mencionan  la palabra “próstata” muchos hombres fruncen el seño en señal de problemas presentes o temores futuros.
La próstata es un órgano que forma parte del sistema urogenital del hombre (y por supuesto de los mamíferos del mismo género), se sitúa debajo de la vejiga y por delante del recto y es con frecuencia llamada “el Punto G masculino”. Tiene como función la producción de parte del líquido en que son expulsados los espermatozoides durante la eyaculación. Este liquido, llamado seminal, es el que nutre y protege a los millones de espermatozoides (hasta 50 millones) contenidos en el semen de una eyaculación, garantizando su supervivencia y nutrición durante su corta vida de apenas tres días en la captura del óvulo.
Son múltiples los problemas que suelen afectar a nuestra próstata durante la vida, pero de forma resumida podríamos decir que los padecimientos más frecuentes son:
Antes de los 40 años de edad – Son los procesos inflamatorios de esta (Prostatitis) los que predominan, siendo por tanto el desorden más común referido ha dicho órgano. Tal es así que se le considera responsable de casi dos millones de visitas médicas en los Estados Unidos cada año y de un cuarto de todos los síntomas urinarios o genitales entre hombres jóvenes y de mediana edad (20 a 40 años).
Después de los 40 años – Suele ser la llamada Hiperplasia Prostática Benigna (HPB) la enfermedad mas frecuentemente encontrada, cuya incidencia aumenta con la edad. Más de la mitad de la población masculina de EE.UU. entre los 60 y 70 años y el 90% entre los 70 y 90 años tienen síntomas de HBP.
Más de 50 años – El Cáncer de próstata puede aparecer. De hecho este tipo de neoplasia es el más frecuente, después de los carcinomas de la piel, entre los norteamericanos y europeos. Uno de cada seis hombres lo padecen  en su vida, pero sólo uno de cada 32 morirá por esta enfermedad. En España es el tumor más frecuente en hombres (13%). Se estima que su incidencia aumentará un 50% en los próximos 25 años.
¿Cuáles son las causas?
Hoy en día no se conocen con exactitud cuáles son las causas de las inflamaciones de la próstata en la mayoría de los casos. Aunque en un 10% de los casos se logra reconocer como causas responsables a las infecciones bacterianas, entre las que se incluyen los gérmenes que provocan enfermedades de transmisión sexual como la blenorragia. Es por ello que la prostatitis se divide o clasifica en: “infecciosa”, o “no infecciosa”.  También, dependiendo de su período de evolución suele denominarse como aguda o crónica.
Dentro de las llamadas causas no infecciosas se reconocen procesos inmunológicos, inflamatorios, traumatismos, depresión, tensión, la actividad sexual irregular de forma continuada con la retención de la eyaculación, problemas mecánicos o neuromusculares de los músculos pélvicos, etc. De hecho, no se sabe si el desorden implica necesariamente al órgano en sí mismo en la totalidad de los casos.
Esta enfermedad no es contagiosa por lo que no puede ser transmitida por contacto sexual, no es causa de esterilidad en el hombre, ni se asocia a una probabilidad mayor de padecer de cáncer de próstata, aunque si se pueden ver casos en que exista una HPB y una prostatitis al la misma vez.
Síntomas de la prostatitis
Existen diferentes variedades de prostatitis por lo que evidentemente los síntomas varían de acuerdo al tipo de esta y su severidad, pero en general hay algunos indicadores comunes a todas ellas en mayor o menor grado:
Dificultad para orinar, acompañado de ardor y dolor que puede incluso referirse al pene.
Dificultad en la eyaculación la cual puede ser dolorosa o acompañarse de ardor importante.
Malestar pélvico y dolor en el perineo (el área entre el escroto y el ano) o la parte posterior más baja.
En casos muy agudos puede llegar a haber fiebre y escalofríos. Cuando la evolución es prolongada (crónica) pueden haber síntomas tan discretos que apenas los perciba el afectado
Las siguientes recomendaciones pueden ayudarle a evitar este mal, o ayudarle a una pronta recuperación o mejoría si ya padece la enfermedad:
Hacer dietas sanas, en que los vegetales, frutas y verduras se consuman al menos cinco veces en el día, disminuyendo la ingestión en exceso de carnes y grasas, caso contrario empezar el consumo de Spirulina.
Mantener un peso saludable. Las personas obesas suelen tener el doble de riesgo de padecer de cáncer de próstata.
Ejercicio físico regular.
Una vida sexual responsable. Evitar las relaciones sexuales incompletas, con detención del orgasmo.

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